Se analizan y comentan unas recientes ediciones de documentos procedentes de la comunidad judía de Zaragoza (1462-1466). Tales documentos demuestran la vitalidad, unas décadas antes de la Expulsión, de una identidad lingüística judeoaragonesa, en forma no de un dialecto comunitario autónomo, sino de un conjunto de actitudes y predilecciones. El estudio puede arrojar luz sobre uno de los componentes de la fase de formación del judeoespañol, en la época inmediatamente posterior a la Expulsión.